Todos tenemos algún tipo de diversidad funcional. Se trata de un término apropiado, que sustituye a otros más peyorativos como el de “discapacidad” o “retraso”.
En este artículo volveremos a hablar de la diversidad funcional, pero esta vez vamos a centrarnos en los más peques, de 6 meses a 3 años de edad. En esta etapa se utiliza el término de retraso madurativo, donde el niño o la niña tiene afectadas varias áreas de su desarrollo: la psicomotricidad, el lenguaje, el desarrollo cognitivo o la interacción social. A partir de esta edad aproximadamente, dejaremos de llamarlo retraso madurativo y lo empezaremos a llamar diversidad funcional.
Son muchas las formas que hay para trabajar con estas edades, siempre a través del juego.
Se potencian algunas habilidades como las siguientes:
- El conocimiento del propio cuerpo y el desenvolvimiento en el espacio
- Las habilidades motrices a través de la estimulación psicomotriz y el juego
- Las habilidades de autonomía
- La manipulación, experimentación y diferenciación de objetos y espacios
- La formación de conceptos como:
- Asociación de cosas iguales
- Emparejamiento de objetos, dibujos, lotos,…
- Clasificación de formas, tamaños, colores, etc.
- Diferenciación de objetos según el uso, características, etc.
- Planteando actividades que estén en su zona de desarrollo y en las que haya mínimas posibilidades de error.
- Recurriendo a ayudas visuales y gestuales que les permita realizar las tareas con éxito.
- Valorando sus adquisiciones de aprendizaje y sus éxitos
Aquí, en La Aldea de Tenerife trabajamos desde La Ecogranja y desde el Centro Integral de Primera Infancia (CIPI).
En la Ecogranja contamos con Alex, especialista terapeuta ecuestre. El caso más pequeño que ha tenido, ha sido un niño de un año con parálisis cerebral. Nos explica que de 0 a 6 años hay una estimulación temprana. Se da en esta etapa puesto que hay una mayor plasticidad cerebral por lo que al niño o niña le es más fácil captar y almacenar la información.
A partir de los 2-3 años, se empieza a trabajar la discriminación, a través de colores, formas, etc.
Se potencia también la comunicación, la atención, la coordinación dinámica general, la coordinación óculo manual o el volteo. Importante el factor del juego como instrumento principal.
Por otro lado, en el CIPI contamos con la ayuda profesional de las educadoras, que junto con la colaboración de los padres logran la mejoría de los niños y niñas con algún tipo de retraso madurativo.
Pamela, una de las madres del centro. Nos cuenta su día a día con su hijo Saúl, un niño con retraso madurativo. Los beneficios positivos que ha tenido en la escuela y el trabajo de las educadoras con su hijo, puesto que es un niño que aprende por imitación. Gracias al esfuerzo de todos, el niño ha aprendido a saber estar sentado a la hora de la lectura de un cuento, participar en juegos y en muchas otras actividades.
Al igual que en la Ecogranja, trabajan por medio de juegos. El Centro, intenta que haya las menos diferencias posibles entre los niños, a pesar de las diversidades que puedan tener, por lo que los juegos son los mismos adaptados a su nivel.
Buenos días,nos llamamos Airam y Victoria, somos padres de Gael, un niño de 19 meses al cual le estamos haciendo pruebas y buscando terapias desesperadamente para ayudarle en su problema de desarrollo, tiene varios puntos de Tea y lo último que nos dijo el neurólogo es que también tiene un retraso psicomotor, por favor nos gustaría contactar con ustedes para que nos amplíen información de sus terapias. Gracias. Un saludo