Uno de los talleres del Campo de Verano es el de Diversidad Funcional. Este trata de que los jóvenes vean la realidad de la discapacidad de una manera práctica, invitando a la reflexión y fomentando una convivencia inclusiva y respeto por el compañero o compañera diferente, contribuyendo así a prevenir la discriminación.
Dentro del taller de diversidad se distinguen varias fases:
1ª parte: teoría sobre la diversidad funcional, los diferentes tipos y las características.
2ª parte: parte práctica en la que observamos el comportamiento del caballo tanto a nivel de manada como a nivel individual, aprendemos ejercicios que se pueden realizar con el caballo , tanto encima como en tierra y también aprender a manejarlo.
3ª parte: una vez que se adquieren los conocimientos teórico y práctico hacemos prácticas reales con personas con diversidad funcional. Son personas que padecen autismo, parálisis cerebral o síndrome de Down.
El caballo nos ayuda a todos pero en especial a estos chicos y chicas que tienen más dificultades a nivel de comportamiento, comunicativo o sensorial. Se pueden beneficiar de mejoras a nivel comunicativo, de atención, conseguir mayor equilibrio para los que tienen dificultades en andar y también a nivel emocional.
También son muy importantes las características de los caballos con los que se hacen la práctica. Tienen que ser tranquilos y sociables. En términos más concretos , que tengan una estatura media (1,50-1,60), una buena morfología sobre todo en el dorso, que no sea asustadizo y que esté acostumbrado a los gritos y al ruido. Además, debe tener una edad intermedia: desde los 5-6 hasta 18-20 años.
Los jóvenes adquieren valores muy importantes, como por ejemplo la autoestima, aprenden a valorarse mucho más o a perder el miedo a los caballos.