Todos los estudiantes estamos deseando que llegue el veranito para descansar, salir con los amigos, irnos a la playa, salir de fiesta y todo lo bueno que pueda tener para los jóvenes la época estival. Vamos, lo que se dice no tener que pensar absolutamente en nada.Pero nosotros estamos pasando parte de ese verano haciendo otras cosas que, a priori pueden parecer menos divertidas pero, muy pronto descubrimos que en realidad estamos disfrutando muchísimo al mismo tiempo que ayudamos a mejorar nuestra Granja Escuela y, en nuestro caso, a dejar constancia de todo lo que hacemos.
Durante los últimos 3 años el Campo de Trabajo “Ecoaldea” ha sido una iniciativa fantástica para aprovechar los meses de verano haciendo algo productivo, además de conseguir que nuestra Granja Escuela sea lo que es en la actualidad (un recinto muy, muy guapo).
Todo ello no lo podríamos haber conseguido sin el esfuerzo de todos los jóvenes que han participado y es que, por mucho que tendamos a quejarnos continuamente, una vez que has empezado, cuando conoces a la gente, haces amigos y ves el buen rollo que hay… acabas haciendo todas las actividades con una sonrisa en la cara.Todo esto hasta que llega el día de la despedida en la que, a priori, tendríamos que estar todos contentos porque retomamos ese verano soñado… Pero la realidad se impone y llegan los momentos de los abrazos, los lloros, los adiós y es ahí donde cambiamos el “esto es un tostón” por “¿se tenía que acabar tan rápido?”…
Todos los jóvenes que hemos estado en el Campo sabemos la gran experiencia que este supone para todos nosotros y muchos esperamos, sinceramente, poder repetir en los años venideros y ver cómo el trabajo de nuestras manos se ha transformado en una preciosa Granja Ecológica.